[*] William Shakespeare. La Tempestat.

julio 2, 2005

Institut del teatre de la diputació de Barcelona, 1980.
Tit. Original: The tempest. Trad. Josep Mª de Sagarra. 146 páginas.
21 personajes. 20 hombres y 1 mujer.

El equilibrio cósmico

La Tempestad es la penúltima obra que escribió Shakespeare, y una de las más famosas, comentadas e interpretadas. La historia es muy sencilla; Prospero, el duque legítimo de Milan, llegó con su hija Miranda a una isla habitada sólo por un monstruo, Caliban, hijo de una bruja y un demonio. Mago también Próspero, consigue poner a su servicio a un espíritu del aire, Ariel, con el que conseguirá llevar a termino su venganza. La obra comienza con una tempestad que hace naufragar al barco del rei de Nápoles y su séquito. Lejos de morir, los naúfragos son conducidos sanos y salvos a la isla, dónde Próspero, ayudado de Ariel y de sus artes mágicas, logrará que le restituyan su ducado.

Una obra que, como decía, ha sido objeto de las más variadas interpretaciones; desde las más filológicas, hasta las más místicas. Me voy a sumar yo también al juego y propongo mi versión ‘garbancera’ el objetivo último de Próspero es dejar a su hija casada con un buen partido (que sabido es lo que cuesta colocarlas).

Bromas aparte, si como parece ser Próspero es el personaje más ‘autobiográfico’ de Shakespeare, me gustaría destacar que, como en tantas otras obras suyas, lo que la caracteriza es la capacidad de perdón y comprensión que muestra; llega a perdonar incluso a su hermano, el que le arrebató el ducado.

No es una de mis obras favoritas, pero, como todo Shakespeare, se lee con gusto.

(Un día, un libro 82/365)
Escuchando: ‘El derecho de vivir en paz’, Víctor Jara

2 comentarios

  • Horacio julio 5, 2005en1:42 pm

    A mí me gusta mucho el personaje de Próspero, una especie de sabio libresco con una filosofía vital encantadora. La visión que tiene de él Greenaway («Prospero’s books») es bastante desmesurada (como todo lo de este hombre), pero la imagen del duque renacentista con una obsesión devoradora por los libros es difícil de olvidar.

    Estupendo blog, por otra parte.

  • Palimp julio 8, 2005en5:03 pm

    Sí, yo andaba tras esa imagen de Próspero que otros libros me habían legado, tan grande era el mito, que la obra de Shakespeare se me quedó pequeña. Probablemente vuelva a leerlo dentro de poco y espero que con otros ojos.

    Gracias por el cumplido 😀

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