[*] William Shakespeare. Juli Cèsar.

julio 28, 2005

Institut del teatre de la diputació de Barcelona, 1981.
Tit. Original: Julius Caesar. Trad. Josep Mª de Sagarra. 152 páginas.
36 personajes. 34 hombres y 2 mujeres.

Guárdate, César, de los idus de marzo

Al hilo del comentario de Otelo sobre el festival de teatro clásico y la representación de Juli Cèsar en tarragona, he decidido leer la obra. Confieso que no he leído ninguna de las obras ‘históricas’ de Shakespeare; ni Coriolano, ni Antonio y Cleopatra, ni los Enriques ni los Ricardos. Supongo que se me hacía cuesta arriba; cuando ayer decidí volver a leer algunas de las obras de teatro que tengo pendientes (todavía me quedan por leer unas 80) y escogí Julio César, no estaba seguro de mi decisión.

Me equivocaba totalmente, como siempre que me pongo a leer algún clásico con pretensión. No sólo me ha encantado, sino que he descubierto el origen de frases del acervo colectivo como la que encabeza este comentario, aquella de ‘El valiente muere una vez, pero los cobardes mueren mil veces’, y, como no, el ‘¿Tú también, Bruto?’.

Shakespeare se inspiró en las vidas paralelas de Plutarco, probablemente, como dice el prólogo, en una traducción de segunda mano. Decidido a hacer un mínimo trabajo de investigación, y ya que las ‘Vidas Paralelas’ es uno de mis clásicos más estimados (y aquí se ve mi escasa profundidad intelectual, ya que Plutarco, más que historiador, es un anecdotista), me he leído por encima la vida de César, para confirmarlo. Y, efectivamente, a partir del capítulo LXI lo narrado por Shakespeare se adapta como un guante a la historia de Plutarco. Salvando las distancias dramatúrgicas, claro está.

El protagonista de ‘Julio César’ no es, en contra de lo que pudiera parecer, César. Del libro de Plutarco sólo aprovecha el final, y César muere un poco antes de la mitad de la obra (vaya, ya he revelado el final ;-)). Estamos ante la historia de una conspiración, y toman mucho más protagonismo las motivaciones de los traidores, los vaivenes de las intrigas, y los augurios funestos. La obra comienza con Bruto siendo convencido poco a poco por Casio de que, si este ama a Roma, deben asesinar a César. Convencido y junto con otros conspiradores, se encaminan al Senado. César, avisado por un adivino, por una serie de augurios y por su esposa Calpurnia -que ha tenido sueños proféticos-, tiene la intención de no ir al Senado, pero uno de los conspiradores, Deci Bruto, le convencerá para ir. Allí, y antes de que pasen los idus de marzo, es asesinado. Bruto da ante el pueblo las razones por las que era conveniente la muerte de César, pero Marco Antonio conseguirá darles la vuelta, soliviantando al pueblo en contra de los conspiradores. En una batalla final en Filipo, y tras la aparición del espíritu de Cesar a Bruto, los conspiradores resultarán muertos.

Muchos de estos detalles (el adivino, los sueños de Calpurnia, los augurios, la conversión de Bruto por Casio, etcétera) están en el libro de Plutarco, pero Shakespeare consigue dotarlas de una espíritu épico ejemplar, incluso de dignificar la figura de Bruto. Como curiosidad comentar que Brecht, al escribir ‘Los trabajos del señor Julio César’, toma el camino opuesto a Shakespeare; en lugar de exaltar la figura de César hasta la categoría de ejemplo, la humaniza.

Una de las mejores obras de Shakespeare.

(Un día, un libro 108/365)
Escuchando: ‘Curiosidade’, Tom Zé

4 comentarios

  • Portnoy julio 29, 2005en12:02 am

    Y grandes parlamentos se pueden encontrar en la obra, entre ellos, el inolvidable de Marco Antonio.
    Pero especialmente me gusta éste:
    http://ellamentodeportnoy.blogspot.com/2005/02/julio-csar-de-w-shakespeare.html

    Un saludo… y un esfuerzo meritorio el tuyo.

  • Portnoy julio 29, 2005en12:03 am

    Me refería (y perdonadme) al de Casio que está en el enlace (no a mi parlamento);)
    Salud

  • Cluje agosto 1, 2005en12:56 am

    Una vez que has leído el libro, y si no lo has hecho ya, debes ver la inolvidable versión cinematográfica de Mankiewicz, con Brando componiendo un arrollador Marco Antonio, Mason impecable en la duda de Bruto y un John Gielgud tan en forma como siempre interpretando a Casio. La alocución de Marco Antonio, uno de los grandes momentos de la literatura de todas las épocas. Te lo dice Cluje, y Cluje es un hombre honrado. 😉

  • Palimp agosto 3, 2005en3:06 pm

    Gracias Portnoy por el enlace. Cluje, me apunto la versión cinematográfica, aunque no soy un gran amante del séptimo arte.

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